En todo el mundo están apareciendo, y cada vez de una manera más recurrente, proyectos relacionados con la conducción conectada y autónoma. Esto se debe a razones de mejora de la seguridad de movilidad, reducción de emisiones, mejor uso del espacio y un importante ahorro económico. Así como un impacto en la economía, que generará nuevos puestos de trabajo, nuevos retos, nuevos proyectos y más competencia.
El éxito de este tipo de movilidad dependerá del éxito de la fiabilidad de dicha tecnología, el coste de los vehículos y la adaptación de las leyes de circulación vigentes.
Para la mayoría de personas el futuro de la movilidad será autónomo y conectado. Pero la cuestión es cuándo será posible alcanzar este hito. Para llegar al objetivo deseado no dependerá únicamente de los conocimientos tecnológicos y técnicos. También dependerá de la inversión que requieren los proyectos de este alcance, que casi siempre es insuficiente. Y de un modelo de negocio claro, para que la aplicación de dicha tecnología sea efectiva. Las cuestiones de normativas, de seguridad y estandarización son una precondición necesaria para su validación.
Los fabricantes de automóviles tienen una nueva tarea, asumir una nueva identidad como proveedores de servicios de movilidad. Hasta ahora, siempre se habían visto a sí mismos como proveedores de productos. Los suministradores de componentes, nos hemos puesto las pilas para producir elementos de alta tecnología a precios más bajos y competitivos.
Hay que tener muy en cuenta los sistemas electrónicos en la automoción. En las últimas décadas el 90% de las innovaciones y nuevas características de los vehículos han sido relacionadas con sistemas eléctricos. Y aproximadamente el 35% del coste de un vehículo, corresponde a la tecnología.
Un buen ejemplo de esta tendencia es que, hace una década, solo los vehículos de gama alta contaban con sistemas de visión nocturna con detección de peatones, sensores de aparcamiento, cámaras 3600 y luces adaptativas. Actualmente, los utilitarios de gama media, ya cuentan con estos sistemas de serie.
Hay unas áreas de desarrollo en la industria automovilística en las que se tiene que trabajar para avanzar hacia el coche conectado:
- Conducción autónoma: Sin conductor humano.
- Seguridad: Advertir de problemas viales o situaciones de peligro y detectar y evitar colisiones.
- Entretenimiento: Wifi o acceso a red local, para acceder a las redes sociales y la oficina móvil.
- Bienestar: Optimización de la salud y la competencia del conductor, con alertas electrónicas que detectan o mitigan la fatiga, y otras formas de asistencia individual.
- Gestión de vehículos: Funciones del automóvil, pantallas de servicio y estado del vehículo y la transmisión de los datos de tráfico.
- Gestión de movilidad: Para una conducción más rápida, segura, económica y eficiente, basada en datos recogidos por el vehículo.
- Integración en el hogar, oficinas, edificios…